En pleno verano, las altas temperaturas pueden provocar numerosos riesgos en nuestros hijos, y mantenerlos hidratados es un factor importantísimo para cuidarlos. Pero ¿sabés qué es la deshidratación? seguí leyendo que acá te contamos.

Para estar hidratado y funcionar adecuadamente, el cuerpo humano necesita una cantidad suficiente de agua. Cuando hay una pérdida excesiva de la misma, se produce la deshidratación.

❗ Los bebés, niños en primera infancia y ancianos, son más propensos a sufrir una deshidratación.

En niños: lo más importante es que tomen suficiente agua y otras bebidas, y que evite situaciones que puedan causarle una pérdida excesiva de líquidos, tales como las actividades intensas bajo el sol.

Si tenés un bebé, tené en cuenta que, dependiendo del grado de pérdida de líquidos, la deshidratación puede ser leve, moderada o grave. Los síntomas para reconocer este estado son las siguientes:

• Llanto sin lágrimas
• Falta de saliva en la lengua
• Ojeras
• Piel arrugada
• Menor cantidad de orina, palidez y somnolencia.

Si tu hijo tiene vómitos o diarrea y no toma leche o agua: Controlá su estado de deshidratación. Si tiene más de un año, podés darle agua y sales de rehidratación, o leche si tiene menos de uno.

Durante la primera infancia, es aconsejable no darle jugo, gaseosas u otras bebidas por su alto contenido de azúcar.

Por último, ante cualquier duda recordá consultar con tu pediatra de confianza ✨