¿Notaron que en el supermercado hay cada vez más productos que mencionan en sus paquetes que son caseros, orgánicos o naturales? Muchas marcas cambiaron el diseño de sus envoltorios para resaltar estas características, pero… ¿habrán cambiado su fórmula?  

¿Los productos de primeras marcas son más saludables que el resto? Si tu respuesta es sí, te recomendamos que sigas leyendo este artículo. Detrás de diseños lindos y coloridos y de fotos de productos sabrosos se esconden ingredientes que no son buenos para nuestra alimentación y la de nuestros hijos. Por eso, saber leer etiquetas es muy importante.

¡Vamos a revisar estos trucos para que compres sin sesgos!

¿Cómo leer etiquetas correctamente? 

Primera recomendación: desestimá el frente del producto. Ahí solo hay mensajes puestos para vender: Una linda foto del producto y alguna palabra “natural” en verde. Lo realmente importante está en la parte de atrás. 

Hay que comenzar leyendo la lista de ingredientes. Por ley tienen que estar ordenados por cantidad, de mayor a menor. Entonces, si prestamos atención a ese caldo en cubos que en el frente dice “mismo sabor con la medida exacta de sal” veremos que en su lista de ingredientes lo primero que figura es la sal. Y no es el único producto con doble personalidad, sucede con muchos cereales que dicen ser altos en fibras y vitaminas pero sus ingredientes principales son azúcar y saborizantes.  

Una vez descartados aquellos productos que están hechos a base de ingredientes poco saludables, llega el momento de revisar la tabla nutricional. 

Leer el porcentaje de valor diario 

Una forma simple y sencilla de reconocer la calidad del alimento al leer las etiquetas es revisar el porcentaje de valor diario (%VD). Generalmente están calculados para una dieta de un hombre adulto, pero es un buen indicador sobre los nutrientes que aportan. En porcentajes deberíamos ver números bajos en grasas totales, altos en fibras y bajos en sodio.  

Al comparar entre marcas, tomar los valores cada 100 gramos 

Si observamos los valores de la columna “por porción”, la comparación será más difícil, esto se debe a que el tamaño de la porción puede variar para ajustarse a los estándares y no arrojar valores tan altos. Hay galletitas que tienen una porción de dos unidades y otras de cuatro o cinco. 

Ley de Etiquetado, te necesitamos

Internet nos facilita el acceso a una gran cantidad de información que, día a día, nos permite cuestionar hábitos y costumbres heredadas a lo largo del tiempo. Sin embargo, estructurar hábitos alimenticios saludables sigue siendo una tarea pendiente para muchos. Es fundamental que la información nutricional deje de parecer un jeroglífico. Para esto, necesitamos etiquetas claras. 

En Chile (desde 2016), Ecuador y México ya es obligatorio colocar etiquetas que indiquen los excesos de cada alimento. Por lo mismo se está luchando en Argentina. El proyecto de ley dice: “Deberán incluir de manera clara en el frente de su empaquetado el sello de advertencia indeleble por cada nutriente crítico en exceso, según corresponda: “Exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales” y “exceso en calorías”.

Este proyecto se presentó hace cuatro años y todavía sigue en debate. Actualmente tiene media sanción en la Cámara de Senadores y debería tratarse en Diputados. Sin embargo, hay marcas que se oponen argumentando que estas etiquetas “afectarían a industrias locales, como la azucarera en Tucumán”. Desde el lado contrario responden: “No se trata de prohibir: se trata de que la gente sepa lo que está comiendo”, afirmó la cocinera Narda Lepes a Infobae. 

El debate de este proyecto presenta otros reparos: Uno de ellos por la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA). Cuestionan que “los rótulos negros solo indican lo negativo y no lo positivo de un producto”. Es por eso que sugieren que debería analizarse otros sistemas de clasificación como el Nutri-Score (consta de 5 letras y colores, del verde oscuro al rojo) implementado en casi toda Europa.

Independientemente de qué método se elija, este cambio en los productos seguramente impactará de manera positiva en nuestra salud: Nadie elegiría unos cereales que tienen exceso en sodio y exceso en azúcar para un desayuno saludable.

Vale aclarar que no está mal consumir una gaseosa o un jugo exprimido en caja, pero debemos hacerlo a conciencia. 

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